lunes, 27 de noviembre de 2023

SE CELEBRÓ EL DEVOTO BESAPIÉS: Breve crónica.







El pasado fin de semana, la Agrupación Parroquial celebró el Devoto Besapiés al Señor Resucitado,  con motivo de la Solemnidad de Cristo Rey, fiesta que pone fin al año litúrgico y sirve de antesala para la inminente del tiempo del Adviento, preparación para la venida de Jesucristo en la sacrosanta noche de la Navidad.

El altar del culto se caracterizó por hacer una lectura plástica del significado de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, centrándose en el mensaje catequético de Cristo "Sumo Sacerdote" y la Cruz "como instrumento de redención, misericordia y puerta hacia la vida eterna". 

"Cristo Rey, Sumo Sacerdote": Jesús dijo: «Yo soy el Mesías», «Yo soy Rey», «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida», «Yo soy la Resurrección y la Vida», «Yo soy el Pan de Vida, «Yo soy la Luz del mundo», «Yo soy el alfa y el omega, el primero y el último».  Dos pequeños doseles cobijaron atributos tales como patena, cáliz, crucifijo, corona de espinas, estola y Sagrada Biblia, representando a Cristo como Supremo Sacerdote de todo lo creado. 




“Tu Cruz, Señor, es vida y resurrección para Tu pueblo": La cruz, en el mundo actual lleno de egoísmo y violencia, es antorcha que mantiene viva la espera del nuevo día de la resurrección. Miramos con fe hacia la cruz de Cristo, mientras por medio de ella día a día conocemos y participamos del amor misericordioso del Padre por cada hombre. La cruz, con sus dos maderos, nos enseña quiénes somos y a dónde vamos: el madero horizontal nos muestra el sentido de nuestro caminar, al que Jesucristo se ha unido haciéndose igual a nosotros en todo, excepto en el pecado. Somos hermanos del Señor Jesús, hijos de un mismo Padre en el Espíritu. El madero que soportó los brazos abiertos del Señor nos enseña a amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos. El madero vertical nos enseña cuál es nuestro destino eterno. No tenemos morada aquí en la tierra, sino que  caminamos hacia la vida eterna. Todos tenemos un mismo origen: la Trinidad que nos ha creado por amor. Y un destino común: el cielo, la vida eterna. La cruz nos señala hacia dónde dirigir nuestra esperanza, Jesús Resucitado abraza su Cruz, una vez Victorioso mostrándonos el camino hacía esa esperanza en la vida eterna. Considerada divinamente, la Cruz es la señal del Hijo del Hombre, Su trono, símbolo de poder y de fuerza, de victoria sobre la muerte y sobre el maligno, un “arma invencible”, “vida y resurrección”. “Grande es la fuerza de tu Cruz, Señor”, se maravilla la Iglesia.

A modo de agradecimiento: A  la querida Hermandad de Ntra. Sra. de Guaditoca por cedernos espacio en la capilla a propósito de celebrar este culto. Por otra parte a la querida Hermandad Sacramental de las Tres Horas por prestar la antigua cruz del Santísimo Cristo de las Aguas y  así representar la alegoría descrita anteriormente. Por último agradecer a NHD. Miguel Ángel León su disponibilidad y criterio para el buen desarrollo del montaje, así como el exquisito  arreglo del exorno floral, realizado por su persona,  compuesto diversas flores de tonos morados y rosáceos junto con las madroñeras silvestres esparcidas entre el corcho natural prestado para la ocasión  por NHD. D. Francisco Ortiz Rodríguez.

A modo de resumen gráfico publicamos este breve time lapse en el que se aprecia varios planos del altar de besapiés del Señor Resucitado y que ha sido realizado por NHD. Juan Cantero Gordón junto con varias fotografías realizadas por NHD. Aniceto Vadillo Aguilera, pbro, párroco de la de Santa María de la Asunción de la villa de Guadalcanal y presidente de la Agrupación Parroquial.

Paz y Bien.

Fotografías: Aniceto Vadillo Aguilera.