domingo, 19 de marzo de 2023

IV DOMINGO DE CUARESMA O LAETARE | Camino hacia la Pascua

 



El Señor es mi pastor, nada me falta

"El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan." (Salmo 22)


COMENTARIO BIBLICO:

La carta a los Efesios nos proporciona una buena clave de lectura para el evangelio. Plantea el binomio luz y tinieblas que remite al comienzo de la creación (Gn 1,1-5). El proceso que origina al mundo se traslada al ser humano. A la oscuridad que caracterizaba a la tierra primigenia (Gn 1,2a) corresponde la situación del hombre antes del bautismo. Este es presentado en Jn 9 como una iluminación, ilustrada por el signo del ciego de nacimiento que recupera la vista. De hecho, el texto es una catequesis bautismal. En el relato evangélico, el bautismo es presentado como una nueva creación, pues el hecho de hacer barro y untarlo para sanar los ojos remite a Gn 2,7.

El cambio operado en el creyente, que tiene su consumación con la profesión de fe en el Hijo del Hombre (Jn 9,35-36; Ef 5,8), le permite tomar conciencia de su ceguera anterior (Jn 9,25). Esta percepción repercute en el campo del obrar (Ef 5,8-18). La encarnación del Verbo manifiesta la luz y pone al descubierto las obras de las tinieblas, llevando al hombre a discernir y optar (Jn 9,39). El bautizado que ha hecho su opción por Cristo, participa de su unción, es invadido por el Espíritu del Señor (1Sm 16,13), se llena de Él (Ef 5,18), y se deja apacentar por el Buen Pastor (Sal 22,1-3).

Fotografía: José Miguel García Gálvez