Domingo de Resurrección 2015. |
Hace unos días el
Papa Francisco deslizó la posibilidad de cambiar la fecha de la Pascua de Resurrección para que esta fiesta
pueda ser celebrada por todos los cristianos del mundo en un mismo día.
En el marco del III
Retiro Mundial de Sacerdotes en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma y
ante presbíteros de los cinco continentes, el Santo Padre dijo que “tenemos que
llegar a un acuerdo” para una fecha común que podría ser el segundo domingo de
abril.
El Papa bromeó luego
y dijo que es un escándalo que dos cristianos puedan mantener una conversación
como esta: “¿cuándo resucitó tu Cristo de
entre los muertos?'. “El mío hoy, el tuyo la semana que viene'“.
Al respecto, la
historiadora italiana Lucetta Scaraffia publicó en el diario del Vaticano
L’Osservatore Romano un artículo titulado “Unidos
en la resurrección: La propuesta del Papa Francisco sobre la fecha de la
Pascua” en el que afirma que con esta iniciativa se alienta “la pacificación
entre las confesiones y (…) una suerte de racionalización del calendario”.
Para la historiadora,
el Papa ofrece esta iniciativa del cambio de fecha “como un don de unidad con
las otras confesiones: los cristianos en el mundo están viviendo un momento
dramático, las persecuciones son intensas como nunca, y son persecuciones que
golpean de modo particular a las Iglesias orientales que están en riesgo de
desaparecer”.
La propuesta también
busca reforzar la identidad de los cristianos, especialmente de aquellos
perseguidos: “La resurrección –dice
Scaraffia– celebrada juntos por todos los cristianos aumentaría la importancia
de esta fiesta central para la fe en un momento en el que el mundo global y los
cambios aparecen como imposiciones y como cosas repentinas”.
Scaraffia señala
además que “nadie parece haberse dado
cuenta de que la intervención del Pontífice subraya implícitamente un hecho
importante: también en países en donde la identidad cristiana se va
oscureciendo, la medida del tiempo sigue ligada a la vida de Jesús. Sabemos además que el
calendario no es solo una convención sino algo profundo y simbólicamente relevante”.
La historiadora
explica que “no es un elemento
indiferente que en gran parte del mundo se viva con un calendario
intrínsecamente ligado al momento de la Encarnación”.
Indica luego que “la Pascua y las fiestas relacionadas a ella
constituyen un aspecto distinto del año litúrgico porque están conectadas a un
tiempo cíclico que se repite cada año y que marca el retorno de las estaciones.
Las otras fiestas como la Navidad, se insertan en el
nuevo tiempo lineal que fue inaugurado por la Encarnación”.
Lucetta Scaraffia
recuerda asimismo que la fecha de la Pascua se establece con el ciclo de la
luna, y que de modo similar musulmanes y judíos establecen sus fiestas
importantes con el calendario lunar. Los ortodoxos suelen celebrarla una semana
después de los católicos.