viernes, 5 de febrero de 2010

La esencia de un Costalero

Pocos días restan para vivir otro rito más de las vísperas de la Semana Santa, me refiero, como es natural a la Igualá que podemos definir como; la disposición que efectúa el capataz por la altura de los costaleros con el objetivo equilibrar el soporte del peso del paso entre todos ellos y situarlos con buen criterio sobre los palos del paso.


Al ver ayer publicada la noticia de la inminente convocatoria de la Igualá, decidí rebuscar en mi memoria que significa para mi persona ser costalero del Resucitado. Sólo pretendo esbozar unas pequeñas pinceladas, ya que hay sensaciones, que no se pueden describir por medio de la palabra escrita.

Espero que en unas breves líneas pueda expresar la verdadera razón de ser del costalero, concretamente en la cuadrilla que aprendí el verdadero arte del mundo del costal y el significado de ser Costalero..

La generación de costaleros, que en el año 2003, nació bajo la sencillez e inocencia de un mundo que por primera nos habíamos introducido en él.
Porque ser costalero de Cristo Resucitado implica una serie de elementos que vale la pena plasmarlos:

El Costalero que porta sobre la séptima vértebra a Jesús en su Gloriosa Resurrección, es humilde y sencillo. Son veinte almas ilusionadas que navegan por las principales calles de Guadalcanal, dando testimonio de fe en la Resurrección del Señor, mostrando a sus gentes la verdadera razón de nuestra existencia.

Son ejemplo de nueva cantera en el mundo del costal, porque un porcentaje más que considerable, se ha catapultado a otras cuadrillas de Guadalcanal, permaneciendo de igual modo en su primer querer.

El costalero del Resucitado viste su alma de blanco inmaculado; con todos los "avíos" se dispone otro año más, otra mañana más, a entrar bajo el mundo que muchos son consciente que existe, pero que pocos privilegiados, han experimentado la confortable sensación de portar una Imagen, donde la esperanza irradia de sus ojos.

Veinte almas se dejan llevar por la voz del Capataz, que a la orden de VENGA DE FRENTE, el costalero, izquierdo por delante, rompe el aire mañanero del ambiente. El costalero del Resucitado, forja bajo las trabajaderas, una sintonía llamada amistad, con brotes de compañerismo mutuo. Veinte corazones que se entregan y que cada primavera son el testimonio vivo de sus antepasados del gremio de faja, zapatilla y costal.
Costero a costero; sobre los pies; alargando el izquierdo, sea como fuere, el costalero, posee su propia metodología, su propio entender de la Semana Santa.

Poco a poco, se ha ido construyendo una gran familia, entorno al Resucitado, donde hemos vivido grandes Domingos de Resurrección, demostrando la fe, el compañerismo, el buen hacer, que ha definido a esta familia como una de las cuadrillas que ha echo leyenda en la reciente historia de la Semana Santa de Guadalcanal.


En este Domingo de Resurrección, que se nos avecina, solo queda decir que sigamos mostrando nuestro sello particular y vibrar, otro año más junto con todos vosotros, Hermanos Costaleros


En definitiva, espero que en breve continuemos el sueño otro año más y que en esta octava salida procesional, demos lo mejor de cada uno y se la dediquemos a los más necesitados en estos tiempos que corren. Vayan nuestras levantás, chicotás al colectivo de los desfavorecidos y que el Señor Resucitado, les inunde de esperanza.

Un costalero cualquiera...


Fotografía: José Antonio Zújar Chaves. Jesús Resucitado.